Cómo se disfrutan esos fines de semana en que en mitad de la rutina del año conseguimos hacer un hueco en nuestras agendas y decidir escaparnos a disfrutar de la calma del campo, ¿verdad?
Eso fue lo que hicimos hace algunos días. Parar y desconectar para recargar pilas y poder seguir con mucha más energía. Y no encontramos un lugar mejor para eso que nuestro querido Empordà. No hace falta grandes viajes ni recorrer largas distancias para encontrar un oasis de tranquilidad. A tan solo un par de horas de distancia de Barcelona llegamos a nuestro querido hotel Les Hamaques, del que ya os hablamos aquí.
Después de un sueño reparador en este encantador hotel decidimos, bajo el consejo de Ino y Domi (los dueños del hotel) hacer una ruta por los magníficos mercados de anticuarios de la zona, donde descubrimos unos cuantos tesoros y mucha pero que mucha inspiración para nuestros eventos.
Y después de llenar la cabeza de colores, mobiliario, tejidos… ¿Qué mejor que un paseo por la orilla de la playa de Empúries para despejar la mente y respirar aire puro?
¿Se os ocurre un plan mejor para evadirse cualquier fin de semana de estos?
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