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¿Por qué pedir ayuda para organizar mi fiesta?

Muchos de vosotros y gente que no lee nuestro blog, nos preguntáis y se preguntan por qué actualmente la figura del organizador de fiestas ocupa un lugar tan importante en cualquier celebración cuando hasta hace algunos años ni siquiera existíamos… y detrás de esa, vienen otras preguntas ¿es realmente necesario? ¿podré celebrar igual mi fiesta sin alguien que me ayude? ¿saldrá todo bien si no les tengo?

Pues bien, con las respuestas que seguramente dais a estas y otras preguntas más, os ayudaremos a salir de dudas. He aquí  algunas de las frases que más acuden a vuestras cabezas cuando os planteáis si es necesaria o no la figura del organizador de fiestas.

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1. Yo puedo con todo lo que conlleva organizar una fiesta.

¡Claro que puedes! Pero piensa que además de preparar las invitaciones, las flores, el look, la música, la comida, estar pendiente de tus invitados, el sitio, la decoración… (¿seguro puedes?) Además de todo eso, tendrás mil papeleos e historias de que ocuparte tú y solo tú. Podemos ayudarte con muchísimas cosas, pero no podemos presentar tu DNI en el ayuntamiento si vas a casarte, ni  decidir con quién sentarás a tus amigos o a los compromisos de tus padres, ni ir a las pruebas de tu vestido de novia. Escoge muy bien tus batallas y las cosas de las que no puedes o no quieres desprenderte. Confía el resto de temas a alguien que se encargue, siguiendo tus órdenes, de hacer realidad todas las ideas que tienes en tu cabeza.

2. Me saldrá más caro. 

Como nosotras decimos; en Detallerie nos casamos 20 veces, cumplimos 10 veces años y hacemos 30 cenas en un año. La partida del organizador de fiestas no será la más grande de todo el presupuesto y además, será un dinero que hará que otras partidas se reduzcan o estén mejor repartidas que si decides ir tú personalmente a negociar con cada proveedor. El dinero que pones en la partida del organizador, lo pones en seguridad, confianza y tiempo, mucho tiempo ahorrado

3. Nada puede salir mal en mi día. 

¿Y si sale? Qué mejor que olvidarte de planes B, de contratar corriendo una carpa a última hora o de estar pendiente de que los invitados se acuerden a qué hora se va el autocar que les has contratado. Hay pocas celebraciones muy importantes en la vida, ¡disfrútalas a tope sin que nada más ocupe tu cabeza! Así podrás recordarla con una sonrisa gigante durante toda tu vida.

4. Un «party planner» hará lo que le resulte más cómodo para él y su equipo. 

Cada persona es única, tiene gustos únicos y situaciones únicas. La misión de un organizador de eventos es hacer que suceda lo que su cliente tiene pensado, ha soñado e imaginado mil veces por eso nos meteremos en los fregados que hagan falta para intentar conseguir lo que siempre hayas deseado.

5. Si antes no se necesitaba, ahora tampoco. 

Las personas hemos cambiado, nuestra manera de relacionarnos y comunicarnos ha cambiado; y también ha cambiado la manera en que celebramos. Preferimos compartir momentos agradables con gente que de verdad nos importa y que sean ratos de calidad, rodeados de un ambiente acogedor, hacer que nuestros invitados se sientan cuidados, que nos importa y pasar todos un buen rato. La cantidad de elementos que antes formaban parte de una celebración y la calidad de las mismas, ha crecido… ¡y mucho! Y por desgracia nuestro tiempo (y recursos) han disminuido por eso necesitamos de otras manos que nos ayuden.

¿Os habéis sentido identificados? Depués de estas reflexiones solo queremos daros un consejo…

¡No os quedéis con ganas de celebrar y preparar la fiesta que siempre habéis soñado! 

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